ANTES DEL ANOCHECER

DOS EN LA CARRETERA

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En el clásico que da título a esta crítica, obra maestra del cineasta Stanley Donen y con la que Antes del Anochecer comparte varios puntos en común, Audrey Hepburn preguntaba en una escena a su marido, interpretado por Albert Finney, cómo se llamaban las personas que se sientan una frente a otra sin tener nada que decirse. El bueno de Finney respondía, sarcásticamente, que se trataba de los matrimonios. Fuera bromas, lo cierto es que presenciando esta nueva entrega de Richard Linklater, tercera parte de la trilogía que iniciara allá por 1995 con la estupenda Antes del Amanecer, se podría decir que la teoría propuesta por Donen estaba equivocada. Y si no, que se lo pregunten al matrimonio compuesto por Jesse y Céline (interpretados nuevamente por Ethan Hawke y Julie Delpy, adaptados a los personajes como si de una segunda piel se tratara), cuarentones en plena crisis de identidad y enfrentados entre sí a un amor estancado, trasmitido a los espectadores a través de interminables conversaciones y reflexiones sobre la pasión, la fidelidad y, cómo no, la vida.

antes_del_anochecer 4Hay que señalar que Antes del Anochecer (erróneo título español, siendo Antes de Medianoche el nombre correcto en relación a lo contado) no es una cinta al uso. Es una película honesta, mejor pensada que ejecutada, que rompe con el mundo idílico planteado por la pareja protagonista en las dos anteriores entregas. La vuelta del hijo de Jesse a Chicago será el punto de inflexión, como bien vaticina Céline, de los estamentos que han marcado su estabilidad. Tras varios años de convivencia, las dudas y miedos empiezan a tomar protagonismo. Y con ello, las preguntas: ¿Estaríamos juntos de no ser por las niñas? ¿Hiciste bien en venirte a vivir conmigo a París? En definitiva: ¿qué hubiera pasado si…?

Si bien es cierto que su enfrentamiento está magníficamente realizado, lleno de franqueza y sensibilidad (apoyado en todo momento por el gran trabajo de los actores) lo cierto es que éste no acontece hasta el último tercio del film. Hasta entonces, hemos convivido con ellos y la familia que los acoge, integrando por primera vez en la trama más personajes que la propia pareja protagonista, en mi opinión perjudicial pues ralentiza el ritmo y desenfoca la relación entre los ya no tan jóvenes galanes. A más personas, más diálogos. Y aquí servidor reconoce que se pierde con tanta verborrea y comentario supuestamente modélico. Por momentos, desconecto; me aburren, me saturan, e incluso me parecen soporíferos. De hecho, diálogos generacionales como los planteados los hemos visto mucho antes, mejor resueltos y mucho más conmovedores.

La cinta repunta (y bastante) en la parte novedosa de la historia, aquella en el que las verdades salen a la luz, precedida de un momento precioso; Céline y Jesse sentados en un banco presenciando una puesta de sol. Céline narra minuto a minuto el ocaso hasta que el sol se oculta en su totalidad, nuevo presagio de un amor que, quizá, también esté desapareciendo en el horizonte.antes del anochecer 6

Una correcta aunque desigual película, excelente en ocasiones, pero lejos de la obra maestra que gritan al unísono el 99% de las críticas especializadas. Y claro está, de la simplicidad y grandeza de la pieza original. Faltan (al igual que en la segunda parte) momentos de miradas, de gestos, como los presenciados por las calles de Viena en la inolvidable Antes del Amanecer. Instantes como los presentes en aquella cabina de música en la que Delpy y Hawke, con solo mirarse, se lo decían todo. Y sin pronunciar palabra alguna.

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