TÚ ERES EL SIGUIENTE

CADÁVERES A LOS POSTRES

Algo está ocurriendo en el cine de terror. Llamémosle renovación o resurgimiento, en los cuatro últimos años hemos presenciado un sobresaliente intento de recuperar la dignidad a un género que pedía a gritos (nunca mejor dicho) una regeneración a conciencia. A las alabadas Insidious, Sinister y la inédita Cabin in the Woods se le unían, en este último semestre y sin que sirva de precedente, la barroca y extrañamente clásica Lords of Salem, el alucinado remake de Evil Dead y la reciente y magnífica The Conjuring. Tras estas apreciadas sorpresas, centradas principalmente en el horror sobrenatural, le toca el turno al slasher, subgénero cuyos puntos álgidos llegaron a finales de los setenta y principios de los ochenta de la mano de artesanos como John Carpenter o Wes Craven.

Unas asombrosas críticas, tanto fuera como dentro de nuestras fronteras, auguraban una entrada triunfal de TÚ ERES EL SIGUIENTE como temprano sucesor de la emergente nueva ola del terror. Una vez vista esta libre variante de Diez Negritos una sensación agridulce invade mis primeras impresiones predominando, eso sí, lo grato frente a lo amargo. Quizá, su mayor lastre resida en no adoptar un equilibrio de género adecuado: ni asume por entero el humor sarcástico propio de la comentada Scream ni el terror más profundo de la magistral Halloween. En ocasiones puntuales este escollo juega en su beneficio al desarrollar situaciones de un singular y rocambolesco patetismo, pero en general no acaba favoreciendo el resultado del conjunto. Por otro lado, es una película mucho más predecible de lo que aparenta en un principio; un engañoso (aunque acertadísimo) prólogo y el protagonismo del título en la película hacen pensar que estamos ante algo nuevo, un terreno por explorar, enigmático y sugestivo. Lamentablemente, nada más lejos de la realidad.

Pero no nos quedemos con lo negativo. Que no sea la gran película que nos han vendido no debe cerrarnos los ojos ante sus logros, que los tiene. En primer lugar, la recuperación de la auténtica heroína ochentera de terror. Una perspicaz Scream Queen de armas tomar, guerrera y todoterreno, papel que permite a la desconocida Sharni Vinson rebelarse como promesa actual del género. Y nada mejor para potenciar el espíritu Lee Curtis que utilizar una música de base repetitiva claramente influenciada por el maestro Carpenter, incluyendo además un acertadísimo tema que, por motivos lógicos (que no desvelaremos), se queda en la cabeza horas después del visionado.

Elogio merece también la planificación de algunas escenas, especialmente el brillante primer ataque y su macabra resolución, inesperada y potente, y un final chocante y divertidísimo, en donde la cinta adquiere el tono justo y cómodo que debería de haber dominado todo el metraje. Y naturalmente, su propósito de romper con algunas reglas básicas del propio slasher, llevándonos la historia al seno de una familia ilusoria y clavar ahí sus dardos envenenados. Sin adolescentes y sin rolletes de quita y pon; un gran acierto.

Dejando a un lado extremismos varios, la nueva propuesta del director de V/H/S resulta ser una película muy entretenida. Seguramente el inmerecido éxito de la mediocre de The Purge, con la que obviamente comparte temática básica, nublará su presencia en los cines. Y será una pena, porque a pesar de su irregularidad es mucho menos pretenciosa y disfrutable. Un atractivo precendente de lo que, esperemos, está por llegar.