THE BLING RING

MUNDO PIRULETA

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Tomando como punto de partida una anecdótica y desconcertante historia real, desconocida por el que aquí escribe, la reverenciada realizadora Sofía Coppola realiza su quinto largometraje bajo la protección productiva de su padre, el no menos reverenciado (éste por motivos más sólidos) Francis Ford Coppola.

La película relata las aventuras y desventuras de un grupo de jóvenes descerebradas (al joven lo incluyo en femenino plural) cuyo único entretenimiento radica en asaltar casas de famosos actores y cantantes, robándoles sus pertenencias como quien compra en un centro comercial. Sin violencia. Sin armas puntiagudas o de fuego. Tan sólo sirviéndose de las llaves que las estrellas esconden bajo el felpudo o de una puerta corredera que, por arte de magia, se abre con suma facilidad.

Partiendo de la base de que a uno le resulta muy complicado pensar que la historia narrada es cierta, o al menos según me la cuentan, The Bling Ring no pasa de ser una cinta tan desigual como inestable, un producto tremendamente fallido, fiel retrato de los más hirientes defectos de esta joven directora presentes incluso en su cine más reputado; ausencia de trama, sketchs mudos supuestamente artísticos, momentos de música, música y más música para tapar agujeros de guión y su excesiva reiteración de los hechos, aquí hasta niveles preocupantes.

the blind ring 3Quizá, lo mejor sea la propia historia de origen. Ahora bien, Coppola falla a la hora de convertir dicha premisa (insisto, interesante) en pilar y fundamento de su obra en vez de desarrollarla como base del análisis crítico-social que, en muy contadas ocasiones, parece querer ser.
Pequeños ecos de ese estudio se contemplan en los acertados primeros minutos. Describe con especial atino una juventud hipócrita, ávida de repercusión social, con el móvil como parte complementaria de sus extremidades y cuyo único objetivo reside en hacerse fotos de ellos mismos con posturitas imposibles y colgarlas en sus perfiles personales. Real como la vida misma, pese a quien le pese.

Sin embargo, es comenzar los hurtos y la historia se le va de las manos. La directora y guionista se limita a narrar de manera machacona y cansina los diferentes asaltos de esta pandilla de payasos (con todo mi respeto hacia la profesión) a las viviendas de las celebrities. Acabo harto de tanto bolso y modelito. De tanta marca. De tanta choza lujosamente hortera.
Se deja en el tintero el desarrollo de unos personajes que podrían haber dado bastante juego. Personajes planos, estereotipados. E insoportables. Incluso llega un punto, bastante preocupante, en donde servidor no está seguro si la intención de Coppola es criticar ese modelo de juventud o simplemente retratarlo con cierto punto de cercanía y complicidad, vista la excesiva y peligrosa idealización que, en ocasiones, se ofrece de ese particular “mundo piruleta”.

the blind ringDesafortunadamente no aprovecha otras vertientes abiertas por la propia realizadora, como el protagonismo de los padres (acertadamente ridiculizados, en especial la madre de una espléndida Emma Watson, seguidora snob de las creencias de cierto best-seller de prestigio) y su implicación en la conducta perturbada de semejantes criaturas y el papel de los medios de comunicación como verdaderos artífices y promotores de estas aberraciones de sociedad,  epílogo reflejo de los pavorosos cánones que dominan la televisión de nuestros días, hambrienta de gente desequilibrada como los aquí presentados.

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