ALMA SALVAJE (WILD)

EXPIACIÓN

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WILD no es una película fácil de contar. De hecho, si así lo fuera, nos encontraríamos con toda seguridad ante el típico telefilm de sobremesa, lacrimógeno, de esos que arrastran con toda serie de descaradas artimañas las lágrimas del espectador más despistado. Por suerte, su director (el cada vez más reconocido Jean-Marc Vallée) prefiere optar por el camino de la contención y la honestidad, extrapolando con una brillantez apabullante la emoción que respiran las páginas del relato autobiográfico de Cheryl Strayed: la historia de una joven perdida ante un pasado marcado por el dolor y, cómo no, las decisiones equivocadas. Consciente de su problema, un día sin concretar decidió coger una gigantesca mochila, símil del enorme peso con el que estuvo cargando durante años, y emprender un viaje en solitario a lo largo de las Cumbres del Pacífico en busca de sí misma y de una purificación personal con el fin de expiar los demonios que tanto le atormentaban.

wild 2Todas las sensaciones plasmadas en la novela están presentes en el alma de su adaptación cinematográfica. Lejos de caer en la sensiblería de ocasión, Vallée imprime carácter, delicadeza y entendimiento en la metamorfosis experimentada por su joven protagonista, dosificando hábilmente los sentimientos (gracias en gran medida a unos flashbacks magníficamente introducidos a lo largo del metraje) y provocando un irremediable estallido final de emoción y esperanza en el propio público. Gran parte de este éxito radica en el trabajo de sus dos nominadas protagonistas: Witherspoon, en su mejor interpretación hasta la fecha, otorga luz y oscuridad con una naturalidad admirable; Dern, por su parte, enamora simplemente con su característica sonrisa.

El resultado final sobrepasa las expectativas: Wild se siente, se vive, se aprende. Una película maravillosa, terapéutica, sobre las segundas oportunidades que no aparecen, sino que son halladas por nosotros mismos.

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