ÉL ME LLAMÓ MALALA

EL PODER DE LA EDUCACIÓN

MALALA

“Por la ignorancia se desciende a la servidumbre, por la educación se asciende a la libertad”, afirmaba el político colombiano Diego Luis Córdoba. Conscientes del poder de la palabra, más potente que las armas de las que hacen uso, el mayor de miedo de los regímenes dictatoriales radica en la culturización de los pueblos sometidos, actuando sin remordimientos contra todo atisbo de enseñanza como forma de acallarlos, extirpar cualquier pensamiento contrario al sistema y así instaurar la ley del silencio.

El documental ÉL ME LLAMÓ MALALA retrata el pensamiento y las reflexiones de Malala Yousafzai, víctima de un atentado talibán que casi le cuesta la vida por defender, precisamente, el derecho a la formación frente a la insensatez totalitaria. Amenazada de muerte por los mismos fanáticos, y con las secuelas de la barbarie aún visibles en su rostro, se ha convertido, con apenas 18 años, en una luchadora incansable por acercar la educación a jóvenes de todo el mundo.

MALALA 2Lejos de caer en el panfleto, la película escapa de las limitaciones narrativas propias del formato al adoptar un acertadísimo enfoque íntimo de la joven activista. El amor que siente hacia su progenitor, al que admira como padre y maestro, el respeto que siente hacia la escuela, su melancolía al recordar su pueblo natal (“echo de menos la suciedad de las calles”) e incluso las peleas fraternales y las risas vergonzosas que se esconden tras el físico de sus ídolos deportivos dan una visión mucho más enriquecedora y humana de su personalidad: acercándonos a su cotidianidad también lo hacemos a su cruzada.

Acompañada de preciosas transiciones animadas, potenciadoras de un realismo mágico perfectamente adosado al resto del metraje, Él me llamó Malala se descubre como un conmovedor documental sobre la importancia vital de la pedagogía, la fe en el ser humano y el perdón (“quien disparó no era una persona, era una ideología”), así como una herramienta indispensable para los docentes de Occidente, ideal para mostrar a los alumnos cómo la educación sigue siendo, desgraciadamente, un privilegio de unos pocos más que un derecho de todos.

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