EL CLAN

TODO QUEDA EN FAMILIA

El clan

De la misma forma que La isla mínima retrataba el reciclaje de los antiguos mandamases de la dictadura franquista durante la Transición democrática, el director Pablo Trapero bucea en los resquicios del totalitarismo argentino contando la historia de los Puccio, una familia aparentemente normal protagonista de uno de los casos más atroces de la historia reciente del país, todavía hoy motivo de espanto para muchos de sus ciudadanos. Fuertemente unidos, devotos de un Dios siempre y cuando sea en beneficio propio, apreciados y respetados por sus más allegados y protegidos por la fama deportiva de su hijo mayor, estrella nacional de rugby, escondían bajo los cimientos de su hogar una red de secuestros y asesinatos digna de la Cosa Nostra siciliana.

EL CLAN 2Trapero disecciona con gran pulso narrativo y dominio del suspense los métodos y artimañas de este clan de indeseables, siempre bajo la atenta mirada del Régimen que les dio de comer. Eso sí, cuando el thriller desaparece y la película se transforma en una auténtica oda al terror, ésta obtiene unos resultados todavía más extraordinarios. Como ejemplo, el plano secuencia en el que podemos ver a Guillermo Francella, inolvidable compañero de fatigas de Ricardo Darín en El Secreto de sus Ojos, aquí magistral como pérfido patriarca capaz de fichar con su gélida mirada a su próxima víctima, recorriendo las estancias de su hogar mientras regala mimos a su señora y se preocupa por los deberes escolares de su hija, hasta llegar finalmente al cuarto de torturas, casi colindante con la habitación de su retoño. El horror convertido en algo cotidiano, en complicidad familiar. Como en La matanza de Texas, pero lejos de la América más recóndita, sin excentricidades ni arrebatos antropófagos y a la vista de todos. De todos aquellos que, evidentemente, quieran ver la escalofriante realidad.

Deja un comentario