LOST RIVER

EN LA BOCA DEL LOBO

lost river

En LOST RIVER hay una fábula de adultos deseando salir a la superficie. Lo vemos en la amalgama de personajes que pueblan esta historia: en los protagonistas, seres desamparados, mártires inclusive, que luchan por subsistir y defender su territorio; y en los villanos, lobos hambrientos que disfrutan humillando a los indefensos y que se regocijan, día sí y día también, viendo cómo se autolesionan al son de diabólicas carcajadas. Y también en el propio telón de fondo, los desechos de la América más grotesca y pestilente, tierra muerta dominada, ya se habrán imaginado, por los antagonistas, unos pertenecientes a la banca (con la crítica social que conlleva) y otros cabecillas de bandas callejeras.

lost river 2Menos onírica y más inteligible de lo que prodigaban algunas voces en el pasado festival de Cannes, la ópera prima de Ryan Gosling se traduce en un excitante experimento deudor, en demasía, de grandes artesanos como David Lynch o Terrence Malick y de cineastas más actuales como Nicolas Winding Refn, amigo y realizador de la película que le encumbrara a nivel crítico, la sobresaliente Drive. Lo curioso es que, cuanto más se aleja de sus mentores, mayores cotas de calidad adquiere el producto. Gosling sabe inyectar tensión e inquietud a una narración siempre comandada por la supremacía de la imagen frente a la palabra. Y aunque se notan errores de principiante (cierto grado de arrogancia, lógica por otra parte), perderíamos la cuenta enumerando los fascinantes hallazgos visuales, como ese torrente de agua devorador de antiguas ciudades en el que tan solo sobresalen unas farolas todavía funcionales o la entrada de acceso al local nocturno, cual Divina Comedia de Dante, desde ya icónica secuencia de esta arriesgadísima, perturbadora y, finalmente, envolvente propuesta.

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