SWEET HOME

DULCE HOGAR… A VECES

sweet home

Se nota que los impulsores de SWEET HOME han crecido bajo las enseñanzas de los grandes maestros del slasher, subgénero caracterizado por la presencia de un maníaco homicida, a ser posible enmascarado, que aterroriza a un grupo de jóvenes en el marco de un lugar concreto aislado de todo bicho viviente, tan de moda allá por finales de los setenta y principios de los ochenta. Sintetizándolo, vendría a ser algo así como la versión más light del cine gore, con ejemplos tales como el inefable Viernes 13, la más reciente Scream o, de forma más insigne, la monumental Halloween de John Carpenter.

Sweet home 2Precisamente, la ópera prima de Rafa Martínez hace del genial director norteamericano su santo y seña, reproduciendo muchas de sus constantes en un film que huele a nostálgico tributo a una generación matinée tan denostada como memorable. Quien ame este tipo de cine encontrará razones de peso como para disfrutar de esta placentera golosina, claustrofóbica y desesperante, como bien imploran las raíces del género. Honesta con la temática que homenajea, nos devuelve, para deleite de los más acérrimos seguidores, algunos de sus elementos clásicos, ya sea la recuperación de la auténtica «scream queen» todoterreno (una estupenda Ingrid García Jonsson, quien ya brilló en Hermosa Juventud) o el reingreso del psicópata caracterizado por su parsimonia y métodos poco benevolentes, presentado con una estética similar al del lunático de My Bloody Valentine.

Y no menos destacable son los ecos del creador más personal y menos influenciado. Con las limitaciones propias del slasher, Martínez aprovecha con soltura los espacios y recovecos de su escenario, amén de ofrecernos algunos hallazgos audiovisuales (la irrupción del mítico «Eres tú» de Mocedades como colofón romántico-aterrador, por ejemplo) con la suficiente fuerza como para seguir muy de cerca su recién estrenada carrera cinematográfica.

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