CIUDADES DE PAPEL (Paper Towns)

BUSCANDO A MARGO DESESPERADAMENTE

ciudades papel

Verdadera bocanada de aire fresco en el cine adolescente contemporáneo, Bajo la misma estrella supuso, contra todo pronóstico, una de las sorpresas más estimables del pasado año, recibiendo el aplauso unánime del público juvenil y el respeto de la crítica más disciplinada, la cual supo reconocer el valor de un texto que no sólo sorteaba con especial delicadeza el dramatismo de su historia, sino que además ofrecía un lenguaje veraz y sincero, plagado de frases que conectaban de lleno con los corazones más insensibles.

ciudades papel 2Gran parte del mérito correspondía a John Green, autor del exitoso libreto original, para muchos una especie de Nicholas Sparks destinado a la generación teen. Craso error: ahí donde Sparks imprime blandura, clichés y artimañas bañadas en glucosa, Green ofrece unos escritos limpios e insólitamente emocionantes, presentando sus love story como parte de un todo mucho más complejo e interesante y demostrando ser todo un conocedor de la temática/ mentalidad adolescente.

La base de CIUDADES DE PAPEL es un nuevo testimonio de ello. Fiel reflejo de las consabidas inquietudes de su autor, presenta, con una consistencia sorprendente en este tipo de cine, una narración desmitificadora sobre el fin de la adolescencia y, por ende, de esos sueños de juventud que, una vez despertamos, no han sido más que dulces utopías. Tal vez cueste vislumbrar la historia en sus primeros minutos pero merece la pena, y mucho, aguantar hasta su tramo final para conocer el verdadero sentido de la obra.

El viaje en busca de la protagonista principal, eje clave de la historia que se nos cuenta, no sólo es la búsqueda de un amor de juventud; también, de esas aspiraciones que una vez tuvimos, de esas “damas de rojo” que hacían temblar nuestra piernas, de aquellas preguntas cuyas respuestas no siempre eran las deseadas y, por supuesto, de nuestra propia identidad. El film acierta al mostrar ese cúmulo de sentimientos de forma cálida y honesta, sin trampa ni cartón, enfatizando con distinción los sinsabores de una etapa tan bubólica como inolvidable.

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