BLACK MASS

LA LEY DE LA CALLE

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El cine de mafia de los años noventa pertenece, por méritos propios, a Martin Scorsese. Y eso que, atendiendo a su filmografía, tan sólo dirigió dos películas pertenecientes a este tipo de cine. Casino es el nombre de una de ellas; la otra, Uno de los nuestros, pieza fundamental no sólo del director sino de la cinematografía estadounidense de finales de siglo, retrataba la América criminal de finales de los setenta con una insólita e irreverente mirada nostálgica, hasta entonces nunca antes contemplada en la gran pantalla.

Las malBLACK MASSas calles, el auge de los corruptos, el aumento de su poder a través de pactos con las fuerzas del orden y su posterior declive son descritos en BLACK MASS con un estilo que recuerda, y mucho, a las directrices marcadas por Scorsese en su obra magna. No obstante, esta interesante y elegante película sobrevuela la copia descarada gracias a dos factores determinantes: la narración, apoyada en un espléndido montaje, y una gran composición interpretativa de todo el reparto (a excepción de Dakota Johnson, insufrible variante de Kristen Stewart).

Y no, nos olvidamos de Johnny Depp. El actor cuelga su traje de bucanero amanerado ofreciendo su interpretación más comedida y satisfactoria desde Fiding Neverland con uno de esos personajes caramelo de cara a premios venideros. Encantador en el ámbito familiar y querido por sus vecinos más veteranos, una bestia cuando los asuntos turbios entran en juego. Una pena que el maquillaje, excesivo y artificial, nuble en ocasiones su brillante composición.

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