Archivo de Albert Brooks

BUSCANDO A DORY

Posted in Críticas (Estrenos) with tags , , , , , , , , , , , , on junio 24, 2016 by Gonzalo Contreras

NAVEGANDO POR AGUAS SEGURAS

nemo

Ganadora del Oscar al mejor film de animación, Buscando a Nemo supuso el regalo cinematográfico más gratificante de la temporada navideña de 2003. Seducida por los grandes clásicos de la infalible Disney, su sabia mezcla de diversión y ternura, la prodigiosa y nítida calidad de sus imágenes y el respeto hacia un público que demanda intrigas más complejas que las que presentaba el cine infantil de la época se tradujo en uno de los mayores pelotazos de la historia de los estudios Pixar, constatando una realidad que el tiempo se encargaría de validar: su vida se extendía más allá de los muros de la fundacional Toy Story.

nemo 2Más de una década después, la fábrica de sueños retoma las andanzas del pequeño pez payaso en BUSCANDO A DORY, una secuela tardía que, por suerte, bucea en aguas seguras. Consciente de la pérdida del factor sorpresa, el cineasta Andrew Stanton, director de la primera entrega, fija constantemente la mirada en el modelo que le encumbrara, readaptándolo y, he aquí la proeza, potenciando los innumerables aciertos (los golpes de humor, haciendo protagonista a su estrella cómica) y corrigiendo los minúsculos errores que tuviera (algún que otro exceso de glucosa). A pesar de calcar su fisionomía y rozar los mecanismos funcionales del reboot, consigue enlazar narrativamente, con la maestría del mejor Pixar, ambos largometrajes componiendo un díptico fresco, inteligente, de visionado obligatorio para padres y vástagos. Y si encima rematas la jugada con los evocadores acordes de Louis Armstrong, la película, como el mundo, puede convertirse en algo maravilloso.

LA VERDAD DUELE (Concussion)

Posted in Críticas (Estrenos) with tags , , , , , , , , , , , on febrero 12, 2016 by Gonzalo Contreras

EL SUFRIMIENTO DEL SR. SMITH

verdad

Ya lo he comentado en varias ocasiones. El mayor problema de los temidos biopics, principalmente cuando tratan sobre personas de gran importancia social y humana, se encuentra en dotar al héroe de la historia de un aura casi mesiánica y de unos valores tan condescendientes que, al final, el propio personaje acaba devorando cualquier atisbo de credibilidad al relato, impidiendo que este (casi siempre interesante) adquiera la consistencia y el nivel de denuncia deseada.

verdad 2LA VERDAD DUELE, nuevo paradigma de telefilm de lujo reciclado en formato cinematográfico, es Will Smith. Y esto no nada halagüeño. El actor se esfuerza por mostrar un permanente estado de sufrimiento interpretando al neuropatólogo Bennet Omalu, descubridor de la encefalía traumática crónica que afecta a numerosos jugadores de fútbol americano tras su retiro deportivo. Y aunque lo hace con convicción, apenas se aleja del registro dramático desempeñado en sus obras más lacrimógenas y, equivocadamente, más alabadas (En busca de la felicidad o la insoportable Siete almas).

Cinematográficamente, no se le puede reprochar nada a la película: es correcta en todo momento, está bien contada y el lucimiento de su mediática estrella se produce según las pautas hollywoodienses, en una interpretación preparada para arrasar en toda ceremonia de premios que se precie. No obstante, su forma de arañar las lágrimas del espectador, con el que trata de empatizar constantemente, adquiere, a veces, un nivel de manipulación considerable, ya sea por sus artimañas sensibleras (las palabras de un desconsolado Smith a su hijo, todavía en el vientre de su madre; el “fantasma” de Morse durante la conferencia final) o por creer que la emoción de la narración está en su relamida e innecesaria love story cuando realmente se encuentra en el desolador (e insisto, atrayente) tema que trata.

EL AÑO MÁS VIOLENTO

Posted in Críticas (Estrenos) with tags , , , , , , , , on marzo 20, 2015 by Gonzalo Contreras

ÉRASE UNA VEZ EN NUEVA YORK

año violentoSuele ser frecuente que de entre las candidatas al Oscar a mejor película se escape, de manera incomprensible, un largometraje de altos vuelos, de esos que respiran toneladas de gran cine por los poros. Este año ha ocurrido por partida doble: a Foxcatcher, la magistral tragedia de Bennett Miller, se le une EL AÑO MÁS VIOLENTO; y si ya provocó irritación la ausencia de la primera al premio gordo (apaciguada, en buena parte, por sus nominaciones a los demás premios destacables) el ninguneo de la Academia a esta prodigiosa cinta del cada vez más interesante J. C. Chandor es de juzgado de guardia.

la_ca_1104_a_most_violent_yearÉrase una vez en Nueva York. La ciudad se derrumba ante los ojos de Abel Morales, un inmigrante dueño de una red transportes de gasóleo que ve con impotencia cómo la corrupción se adueña de todo cuanto le rodea. Cuando la delincuencia golpea salvajemente su negocio, sus principios familiares y éticos, hasta ahora comandados por la honradez, se verán puestos contra las cuerdas, viéndose tentado a adoptar otro tipo de medidas más severas. Es lo que tiene el miedo a despertar del sueño americano…

A pesar de desarrollarse en el año, según las estadísticas, más convulso de la historia de la urbe americana, Chandor opta por la sugestión antes que por la exhibición explícita de la ira latente en sus transitadas calles. Prefiere que los personajes, con sus diálogos y acciones, reflejen esa violencia dominante que acaba asfixiando a todos los habitantes, sin apenas crímenes ni brochazos macabros. Podríamos denominarlo un film de gangsters sin gangsters, deudor del mejor Lumet, del Friedkin más setentero, incómodo, envolvente, abrasivo en su furia contenida. Tampoco hay una femme fatale propiamente dicha. Ahora bien, Jessica Chastain, con abrigo de piel, gafas de sol y rubia melena, antítesis de los fundamentos regidos por su marido (un espléndido Oscar Isaac), provoca el mismo erizamiento de piel que Barbara Stanwyck en los años dorados de Hollywood (atención a la reveladora secuencia del ciervo); y eso sólo lo consiguen los grandes. Porque en esta película, además de por la flamante pelirroja natural, hay mucha, mucha grandeza cinematográfica.