BROOKLYN

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BROOKLYN

No es la primera vez que Irlanda es motivo de evocación en el cine. Ya en El hombre tranquilo, la obra capital de John Ford, John Wayne volvía a su Innisfree natal para expiar sus pecados e iniciar un nueva vida atendiendo a las sabias palabras de su madre sobre la comarca, un cuadro de postal detenido en el tiempo, de impresionantes parajes verdes, caminos serpenteados por laderas y pequeños pueblos presididos por el campanario de su iglesia. Los orígenes del protagonista se convertían en su tabla de salvación terrenal y espiritual, dejándose impregnar desde el momento de su llegada por un entorno tan bucólico e idílico como sumamente peligroso para la traicioneras redes de la melancolía.

De BROOKLYN 2eso precisamente trata BROOKLYN; de la nostalgia que oprime el alma, de la ruptura del cordón umbilical que nos une a nuestras raíces. Saoirse Ronan da vida a Eilis, una emigrante irlandesa que decide cruzar el charco en busca de un futuro mejor en Nueva York. El apego a su tierra y el choque de las costumbres nativas con los hábitos neoyorquinos harán de los primeros meses un tiempo difícilmente soportable para la muchacha. Poco a poco, y gracias a su trabajo en unos grandes almacenes, la convivencia con sus compañeras de residencia y el afecto que siente hacia un fontanero italoestadounidense, conseguirá salir del bache asentando sobre terreno americano los cimientos de una nueva vida.

Más que la historia de una joven dividida entre dos amores, al director John Crowley le interesa el triángulo de dependencia que se establece entre ella y las dos patrias, la que la acogió y la que la vio nacer. Sin alardes narrativos ni artificios impostados, dota a la cinta de una singular calidez y de un corte identificablemente clásico. Eso sí, a diferencia de propuestas recientes, tales como las insufribles La teoría del todo o La chica danesa, lo académico no se apropia del relato; está al servicio del relato. La soberbia transformación de Saoirse Ronan de joven virginal e inexperta a toda una mujer de mundo, adaptada al american way of life como una estadounidense más, pone el broche de oro a esta pequeña y encantadora película.

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