Archivo de Bradley Cooper

HA NACIDO UNA ESTRELLA (A star is born)

Posted in Críticas (Estrenos) with tags , , , , , , , , , on octubre 2, 2018 by Gonzalo Contreras

LÁGRIMAS DE COCODRILO

Fruto, posiblemente, de explotar hasta la extenuación los parámetros comerciales de la década anterior, la primera etapa de los años noventa fue un auténtico caldo de cultivo de los llamados placeres culpables (o guilty pleasure, si lo prefieren), sobre todo si atendemos al ámbito del cine romántico/ melodramático. A esta época pertenece, metiéndonos ya en contexto, cintas como la recordada Ghost (Más allá del amor) o la no menos popular El guardaespaldas, folletín corta-venas a mayor gloria de la malograda cantante Whitney Houston y de la cuenta corriente de su principal benefactor y aquí también protagonista, el oscarizado Kevin Costner.

La jugada de esta última se basaba en una fórmula tan simple como eficiente: reunir a la diva musical y el galán cinematográfico del momento en una relato de amor con alas aparentemente trágicas y recargarla con las pomposas sinfonías de su vocalista femenina. Daba igual si su director poseía talento en su profesión o si la historia suponía, de por sí, una ida de olla considerable. Lo que importaba era hacer caja. Y a fe que lo logró. A pesar de ser masacrada por la crítica y de su mediocridad como producto de diseño, la cinta arrasó y desencadenó legiones de admiradores, aumentó la leyenda de su intérprete y colocó las melodías de su fantástica banda sonora, todavía hoy recordadas por el gran público, en lo más alto de las listas de ventas.

Aunque en un principio pueda parecer descabellado, HA NACIDO UNA ESTRELLA (A star is born) nace, valga la redundancia, con idénticos intereses de partida. Con la excusa de proponer una nueva revisitación del libreto original de William A. Wellman (existen oficialmente tres versiones, siendo la mejor la protagonizada por Judy Garland), el aquí debutante Bradley Cooper, mejor actor que director, calca, punto por punto, los desmanes del largometraje de Mick Jackson ofreciendo un artefacto lacrimógeno-melódico tan alargado (dos horas y diez de metraje) como fatigante y empalagoso, en donde la búsqueda de la conmoción en el espectador, a ser posible provisto de un buen puñado de klínex, se revela como la prioridad última del mismo.

Y eso que el film empieza estupendamente. Tanto el primer encuentro de Cooper y Lady Gaga, bastante limitada de registros en su primer trabajo de relevancia, como los paseos nocturnos de ambos compartiendo confidencias, recuerdos del pasado y anhelos artísticos están narrados con elegancia y cierta emotividad. Un primer tramo rematado, de forma rimbombante, con el espléndido (y gratuito, todo sea dicho) número musical Shallow, el I will always love you de esta “edición”. Pero todo se va a pique a partir de esta secuencia. Los clichés entran en juego; los secundarios se antojan forzadísimos (fíjense bien en Andrew Dice Clay, el padre Lady Gaga); la artificialidad del invento, cámaras lentas y primeros planos relamidos inclusive, se manifiesta más de la cuenta y el sonrojo se asienta de forma permanente (el bochornoso episodio en los Grammy provoca una involuntaria comicidad). Eso sí, resulta imposible cuestionar la efectividad de una producción diseñada milimétricamente para reventar las taquillas de medio mundo. En ese sentido es terriblemente honesta con el contribuyente. Otra cosa es que, realmente, sea una buena película.

GUARDIANES DE LA GALAXIA, VOL. 2

Posted in Críticas (Estrenos) with tags , , , , , , , , , , , , , , on abril 24, 2017 by Gonzalo Contreras

ENTRETENIMIENTO SIN BRILLO

Entre tanto héroe desbocado con ínfulas trágicas propias de Christopher Nolan, reboots sin más preámbulos que la copia disfrazada con los nuevos aportes tecnológicos y secuelas cuyo único propósito radica en estirar la herencia de sus millonarias primeras partes, Guardianes de la galaxia se convirtió, para sorpresa de todos, incluyendo al que esto suscribe, en una auténtica rara avis dentro de un subgénero que, todavía hoy, no acaba de encontrar su sitio en el mapa cinematográfico actual. Era fresca, divertida, escandalosamente adictiva. Y brillante en su temática. Por primera vez en muchos años, la adaptación de los cómics de Dan Abnett y Andy Lanning, deudora de la creatividad conceptual de George Lucas, supo ofrecer un espectáculo único en su especie, a contracorriente y libre de pretensiones, plagado de apabullantes efectos visuales y referencias ochenteras adscritos a un guion que hacía del entretenimiento su máxima virtud.

Lo mejor de la divertida GUARDIANES DE LA GALAXIA, VOL. 2 reside, como ya ocurriera con la pieza germinal, en los dos preceptos que hicieran célebre al cómic de origen: por un lado, su espíritu indómito, descarado y declaradamente kitsch; por otro, y en mayor medida si cabe, la amalgama de referencias a emblemas, visuales y sonoros, de la cultura pop norteamericana, aprovechando cada escena para homenajear el ambiente desfasado y nostálgico de los años ochenta, desde la cinematografía más añorada (el Starman de John Carpenter, el Gizmo al que rinde tributo el adorable Baby Groot, el gran descubrimiento de la cinta) pasando por las no menos recordadas máquinas arcade.

Sin embargo, y entramos de lleno con los puntos negativos, en esta epopeya fallan demasiados aspectos. Perdido el factor sorpresa, y salvo en contadas ocasiones, la película no posee el nivel de estabilidad e imaginación narrativa de la primera entrega. Agotadora en sus dos inabarcables horas, presenta una multitud de subtramas sin una sólida en la que apoyarse y desprestigia algunos de sus aciertos de fábrica, confundiendo su característico gamberrismo con chistes de segunda y las alusiones melancólicas con secuencias de una chirriante melosidad, tanto que no sabes si está jugando en el terreno de la evocación o de la caricatura más inoportuna (al estilo de las últimas entregas de Fast & furious). Permanece la juerga, sí, pero falta, lamentablemente, el imprescindible golpe de gracia que la diferencie de la cantidad de propuestas similares que arrasan en cartelera.

JUEGO DE ARMAS (War Dogs)

Posted in Críticas (Estrenos) with tags , , , , , , , , , , , , on septiembre 8, 2016 by Gonzalo Contreras

EL DEMONIO DE LAS ARMAS

war-2

De familia acaudalada, sin estudios pero con un olfato de sabueso para el dinero fácil, adicto a la cocaína e ídolo de Tony Montana y su Scarface, el empresario Efraim Diveroli amasó una desbordante fortuna por medio de la venta ilegal de armas almacenadas, tras la Guerra Fría, en inmensos búnkeres de la Europa del Este, beneficiándose de la inefable política de seguridad que el vicepresidente Cheney aplicó durante los años de la contienda en Irak. La noticia saltó a la palestra a través de un reconocido artículo publicado en la revista Rolling Stone, convertido posteriormente en un best seller estadounidense germen de la película que nos ocupa.

warClaramente influenciada por las recientes El lobo de Wall Street y La gran apuesta, con las que comparte idéntica base satírica y canalla, tomando al público como ignorante de los entresijos del relato, WAR DOGS (aquí traducida de forma folletinesca como Juego de armas) compite en una liga menor al no encontrar el equilibrio de géneros que sí presentaban, con gran maestría, los films de Scorsese y McKay. Ni es tan divertida como debería ser ni tan dramática como quiere aparentar (perdiendo, en este caso, la batalla frente a títulos más sólidos como la incomprendida El señor de la guerra de Andrew Niccol). No obstante, si somos capaces de aceptar su declarada ligereza, es muy probable que disfrutemos de un producto finalmente digno gracias, en gran medida, a su interesantísima y pasmosa historia (nueva muestra del patetismo que encierra la era Bush), al buen trabajo interpretativo del elenco (Jonah Hill está estupendo haciendo, nuevamente, de Jonah Hill) y a la solvente dirección de Todd Phillips, demostrando que hay vida más allá de sus divertidas orgías de alcohol en la celebrada Resacón en Las Vegas.

JOY

Posted in Críticas (Estrenos) with tags , , , , , , , , , , on enero 10, 2016 by Gonzalo Contreras

LA CHICA DE LA TELE

JOY

Amado y odiado a partes iguales, últimamente más lo segundo que lo primero, el cine de David O. Russell es pura contradicción en sí mismo. Para los que no divisamos (por mucho esfuerzo que pongamos) sus aciertos, nos cuesta entender su presencia, ya inamovible, en las ceremonias de premios más representativos del marco cinematográfico, así como la expectación que suscita en algunos de los círculos de críticos americanos más selectos, convencidos del poderío visual, estético y argumental (recordemos que es el guionista de sus films, aspecto también reconocido en las mencionadas galas) del director neoyorkino.

JOY 2JOY comparte muchos de los rasgos definitorios de su cine que tanta veneración producen. Es decir, los mismos que a mí me dejan perplejo: estética indie abrazada a la comercialidad más desvergonzada; secundarios definidos únicamente por algún histérico y estrafalario matiz; una ruptura constante del tono y la forma (pasamos, como quien no quiere la cosa, del drama más lacrimógeno a la screwball más pizpireta) y un marcado carácter televisivo, reforzado por el mundo folletinesco que arrastra el personaje de una irreconocible Virginia Madsen, álter ego de las musas orondas que invadían las producciones de John Waters. No obstante, y a pesar de sus deficiencias como realizador, el ojo clínico que posee O. Russell es incuestionable: ya sea por su disfraz de feel-good movie, por la sólida actuación de Jennifer Lawrence, musa del cineasta, o por tener una sencillez y una pretensiones más desenfadadas de las que soportaban otras de sus cintas, tales como The fighter o (en todos los sentidos) La gran estafa, esta historia sobre el sueño americano con ínfulas de cuento de hadas tiene cualidades suficientes como para dejar un buen sabor de boca en el público mayoritario. Y eso, a veces, es más que suficiente.

LA GRAN ESTAFA AMERICANA

Posted in Críticas (Estrenos) with tags , , , , , , on febrero 2, 2014 by Gonzalo Contreras

SÍ, LA GRAN ESTAFA

Estafa

Mucho se está hablando de la última propuesta de David O. Russell, realizador de la exitosa El lado bueno de las cosas y nuevo diamante en bruto de Hollywood. Ser la clara vencedora en los Globos de Oro y una de las firmes candidatas al Oscar (incluyendo pleno de nominaciones para el reparto) avalan la historia de Irving Rosenfeld y Sidney Prosser (Christian Bale y Amy Adams), dos peculiares estafadores cazados que se verán obligados a colaborar con el agente del FBI Richi Dimaso (Bradley Cooper).

estafa 2Por desgracia, pura fachada comercial. Parafraseando el título español es muy posible que estemos ante la gran decepción americana del año, pretenciosa cinta falsamente original, de lujoso envoltorio forrado con lupa para arrasar en la prestigiosa ceremonia cinematográfica.

El director trata desesperadamente de estampar la esencia de Scorsese e incluso del mejor Thomas Anderson dejándose por el camino la maestría implícita en sus obras. Del primero, rescata la narración y enfoque. Del segundo, el retrato de la época dorada del pop americano, de los saraos nocturnos, peinados imposibles y camisas abiertas de pelo en pecho.

Testafa 3odo presentado de manera estrafalaria, impersonal, en donde nada resulta creíble, consiguiendo un desconcertante efecto; reírnos en los momentos más dramáticos y originar silencios en los presuntamente cómicos. Ni los actores (baza indispensable en el cine de Russell), sobreactuados y caricaturescos, ayudan a levantar una cinta convencida hasta extremos irritantes de ser el último gran clásico estadounidense.

En un año de esclavitud, viajes a Nebraska, Wall Street e incluso al mismísimo espacio resulta inimaginable que esta película dé la campanada en los comentados premios. Opciones, desde luego, tiene, y más constatando que la temática de este año huele a corrupción.
Pero no se engañen. La estafa, la GRAN estafa del año no llega a galope de chillidos y excentricidades setenteras. Viene en forma de inconfundibles aullidos.