Archivo de Elisabeth Röhm

SIETE DESEOS

Posted in Críticas (Estrenos) with tags , , , , , , , , , on julio 21, 2017 by Gonzalo Contreras

DESEOS SIN (IN)GENIO

Durante la década de los noventa, y en paralelo a su exitosa saga de Scream, el cineasta Wes Craven produjo una hornada de filmes de serie B (algunos incluso con reminiscencias a la productora Troma) que rescataba, con mayor y menor fortuna, el espíritu camp de afamadas series como la inquietante Historias de la cripta. La mayoría de ellas desterradas de la mente del espectador medio, sazonadas con una comicidad próxima al Freddy Krueger más desfasado y precursoras, a su vez, de una calamitosa colección de secuelas estrenadas directamente en formato doméstico, la humildad, económica y de ideas, de dichas propuestas encontró el apoyo moral de no pocos devotos del horror sobrenatural, quienes no tardaron en encumbrarlas como imprescindibles piezas kitsch de las infalibles madrugadas televisivas.

Como si hubiera sido recuperada del baúl de los recuerdos, utilizando a la descacharrante Wishmaster de columna vertebral (de hecho, posee unas conclusiones idénticas en su afán de desmentir lo visto en los minutos anteriores), SIETE DESEOS repite la jugada seriéfila de aquellos años cumpliendo, en gran medida, con las características que comparten este tipo de producciones: director de género con futuro incierto (John R. Leonetti, autor de la anodina Annabelle), actuaciones mediocres de actores semidesconocidos para el público (eso sí, con la correspondiente resurrección de viejas promesas, a ser posible del gremio del horror) y una historia con ínfulas de leyenda urbana (en este caso, la existencia de una caja de deseos con oscuros secretos) plagada de todos los clichés propios de la temática. Actualizada con los últimos aportes del cine de terror contemporáneo (la muy notable Destino final) y remarcada con ese aire a lo Gossip Girl que tanto encandila a los jóvenes norteamericanos (por algo está enfocada taquilleramente a ellos), la película no deja de ser un efectista batiburrillo carente del menor estilo. No obstante, si se mira con los ojos empapados en la dichosa nostalgia, tal vez sea gozada por aquellos que, tiempo atrás, se pasaban las horas buceando en las polvorientas estanterías de los ya inexistentes videoclubes con el propósito de encontrar el VHS con la carátula más bizarra, espeluznante y deliberadamente hortera del establecimiento.

JOY

Posted in Críticas (Estrenos) with tags , , , , , , , , , , on enero 10, 2016 by Gonzalo Contreras

LA CHICA DE LA TELE

JOY

Amado y odiado a partes iguales, últimamente más lo segundo que lo primero, el cine de David O. Russell es pura contradicción en sí mismo. Para los que no divisamos (por mucho esfuerzo que pongamos) sus aciertos, nos cuesta entender su presencia, ya inamovible, en las ceremonias de premios más representativos del marco cinematográfico, así como la expectación que suscita en algunos de los círculos de críticos americanos más selectos, convencidos del poderío visual, estético y argumental (recordemos que es el guionista de sus films, aspecto también reconocido en las mencionadas galas) del director neoyorkino.

JOY 2JOY comparte muchos de los rasgos definitorios de su cine que tanta veneración producen. Es decir, los mismos que a mí me dejan perplejo: estética indie abrazada a la comercialidad más desvergonzada; secundarios definidos únicamente por algún histérico y estrafalario matiz; una ruptura constante del tono y la forma (pasamos, como quien no quiere la cosa, del drama más lacrimógeno a la screwball más pizpireta) y un marcado carácter televisivo, reforzado por el mundo folletinesco que arrastra el personaje de una irreconocible Virginia Madsen, álter ego de las musas orondas que invadían las producciones de John Waters. No obstante, y a pesar de sus deficiencias como realizador, el ojo clínico que posee O. Russell es incuestionable: ya sea por su disfraz de feel-good movie, por la sólida actuación de Jennifer Lawrence, musa del cineasta, o por tener una sencillez y una pretensiones más desenfadadas de las que soportaban otras de sus cintas, tales como The fighter o (en todos los sentidos) La gran estafa, esta historia sobre el sueño americano con ínfulas de cuento de hadas tiene cualidades suficientes como para dejar un buen sabor de boca en el público mayoritario. Y eso, a veces, es más que suficiente.