Archivo de Isabella Rossellini

JOY

Posted in Críticas (Estrenos) with tags , , , , , , , , , , on enero 10, 2016 by Gonzalo Contreras

LA CHICA DE LA TELE

JOY

Amado y odiado a partes iguales, últimamente más lo segundo que lo primero, el cine de David O. Russell es pura contradicción en sí mismo. Para los que no divisamos (por mucho esfuerzo que pongamos) sus aciertos, nos cuesta entender su presencia, ya inamovible, en las ceremonias de premios más representativos del marco cinematográfico, así como la expectación que suscita en algunos de los círculos de críticos americanos más selectos, convencidos del poderío visual, estético y argumental (recordemos que es el guionista de sus films, aspecto también reconocido en las mencionadas galas) del director neoyorkino.

JOY 2JOY comparte muchos de los rasgos definitorios de su cine que tanta veneración producen. Es decir, los mismos que a mí me dejan perplejo: estética indie abrazada a la comercialidad más desvergonzada; secundarios definidos únicamente por algún histérico y estrafalario matiz; una ruptura constante del tono y la forma (pasamos, como quien no quiere la cosa, del drama más lacrimógeno a la screwball más pizpireta) y un marcado carácter televisivo, reforzado por el mundo folletinesco que arrastra el personaje de una irreconocible Virginia Madsen, álter ego de las musas orondas que invadían las producciones de John Waters. No obstante, y a pesar de sus deficiencias como realizador, el ojo clínico que posee O. Russell es incuestionable: ya sea por su disfraz de feel-good movie, por la sólida actuación de Jennifer Lawrence, musa del cineasta, o por tener una sencillez y una pretensiones más desenfadadas de las que soportaban otras de sus cintas, tales como The fighter o (en todos los sentidos) La gran estafa, esta historia sobre el sueño americano con ínfulas de cuento de hadas tiene cualidades suficientes como para dejar un buen sabor de boca en el público mayoritario. Y eso, a veces, es más que suficiente.

ENEMY

Posted in Críticas (Estrenos) with tags , , , , , , on marzo 24, 2014 by Gonzalo Contreras

TARÁNTULA

enemy

Si tuviéramos que citar, dentro del marco del suspense, la gran sorpresa cinematográfica del pasado año, sin duda muchos estaríamos pensando en Prisioneros. La dirigía un director algo desconocido y de apellido complicado, Denis Villeneuve, quien ya había dado muestras de su talento en la loable Incendies.
Protagonizada también por Jake Gyllenhaal se trataba de un potente y angustioso thriller psicológico, a veces elegante, otras sucio y directo, cuya mayor virtud recaía en su extraordinaria atmósfera, en donde el frío de la América Profunda se fundía con la propia trama, incentivando un clímax, en ocasiones, irrespirable.

enemy 2Con pocos meses de diferencia nos llega la nueva propuesta del cineasta, basada libremente en una afamada novela del desaparecido José Saramago. Un film imperfecto, de final tal vez demasiado abrupto e inesperado, pero que concentra muchas de las virtudes presentes en el director. Sin ir más lejos, aquélla que hacía grande a Prisioneros: un clima asfixiante, tenso, invisible pero latente en un espectador en permanente estado de alerta ante lo que ve, escucha y (pre)siente.

Aires kafkianos e incluso ecos de Cronenberg se aprecian en la historia de Adam, un profesor de Universidad de vida vacía y monótona. Una noche, descubre en una cinta de vídeo un sorprendente misterio, tan chocante como turbador.
A partir de aquí, verdad y distorsión se entremezclan. El mundo onírico entra en juego; Villeneuve convierte la realidad en pesadilla, arrastrándonos hacia lo inexplicable, la confusión y el sinsentido. Y ahí nos atrapa, como la telaraña que poco a poco se va tejiendo en la mente de Gyllenhaal, portentoso, brillante a la par que inquietante.

Algunos pensarán que se trata de una tomadura de pelo. Otros, sacarán conclusiones mayores de las que la propia película plantea. Y unos pocos, simplemente, nos dejaremos llevar por la fuerza visual y ambiental de la cinta, aceptando sus virtudes y enigmas indescifrables por igual. Porque muchas obras no tienen que ser comprensibles para poder ser disfrutarlas. Enemy es un buen ejemplo.