Archivo de John Boyega

STAR WARS: LOS ÚLTIMOS JEDI

Posted in Críticas (Estrenos) with tags , , , , , , , , , , , , , , , on diciembre 14, 2017 by Gonzalo Contreras

EL (ANSIADO) DESPERTAR DE LA FUERZA

Éxito incuestionable en las navidades de 2015, endiosada desde meses antes del estreno por la legión de fervientes admiradores de los mandamientos Jedi, la ansiadamente esperada El despertar de la fuerza, séptimo capítulo de la mítica saga de Star Wars iniciada por George Lucas en 1977, supuso, no obstante, una notable decepción para la mayoría de unos espectadores que no vieron cumplidas las intenciones, artísticas y visuales, de tan titánica propuesta. Como no podía ser de otra manera, era una película trufada de efectos especiales, de escenas de acción perfectamente endosadas, de imágenes envolventes que nos remitían descaradamente a nuestra niñez. Su artífice J.J. Abrams, equivocadamente designado como heredero de Spielberg (intenciones le sobran, pero falla en emular el talento del director de E.T), jugaba en terreno seguro, calcando el esquema del buque insignia de la serie (La guerra de las galaxias) e incentivando los elementos más melancólicos con el fin de ametrallar el corazón de los espectadores. Eso sí, olvidando un elemento importante por el camino: la esencia de la trilogía inicial.

Al invento, tan ampuloso como estratégico, se le veían demasiado las cuerdas que lo sostenían. Abrams había creado un espectáculo atrayente pero plagado de sinsabores: rezumaba más publicidad que talento, más fuegos artificiales que inventiva, más reiteración que profundidad. Sin embargo, detrás de su maniobra comercial y su limitado empaque, propio de los actuales reboots y reservado finalmente a los incondicionales, se percibían, en la lejanía, elementos de interés a desarrollar en próximas entregas, vertientes aún inexploradas mucho más jugosas y excitantes que la resurrección del espíritu nostálgico del que hacía gala la función.

En una jugada muy inteligente por parte de su director Rian Johnson, STAR WARS: LOS ÚLTIMOS JEDI aparca la irritante y persistente evocación del anterior episodio en favor de la originalidad y la abertura de nuevos horizontes, ampliando con ello la riqueza del universo galáctico y ofreciendo una profundidad mayor en el tratamiento de los personajes más carismáticos. Dicho de otro modo: ofrece lo que muchos buscábamos en cada rincón de El despertar de la fuerza y no fuimos capaces de encontrar: diversión, aventura, emoción y sorpresas. Muchas sorpresas. No se trata de reescribir la historia, sino de desarrollar los conceptos clave de la misma. En sus salidas de tono, propias de los desvaríos cómicos de Lucas, en el contraste de sus momentos más infantiloides con otros teñidos de oscuridad y en la explotación desvergonzada de la malograda Carrie Fisher y de un inmenso Mark Hammill (brillante como espejo reflectante de su antiguo maestro Obi Wan Kenobi) pervive, por momentos, la verdadera mitología del modelo original.

Dejando claro la existencia de imperfecciones en un guion demasiado condescendiente, su absurda reivindicación de un ecologismo de ocasión y subtramas innecesarias que ya torpedeaban el desarrollo del film de Abrams (todo lo que concierne al personaje interpretado por John Boyega), esta nueva epopeya brilla en su renovación de los estandartes clásicos de la saga, alcanzando su cenit en un fin de fiesta atronador y en una arriesgadísima secuencia de cierre, síntesis de la pasión generada por este universo, que hará las delicias tanto del seguidor más acérrimo como de aquellos que, en los tiempos de la segunda trilogía de Lucas, abandonaron cualquier esperanza de reencontrarse con la magia visceral de antaño.

EL CÍRCULO

Posted in Críticas (Estrenos) with tags , , , , , , , , , , , on May 5, 2017 by Gonzalo Contreras

LA CARA OCULTA DE INTERNET

¿Se acuerdan de El show de Truman, la fábula de Peter Weir antesala cinematográfica del inefable y archiconocido Gran hermano? Estrenada en 1997, supuso una revolución por motivos que sobrepasaban los parámetros marcados por el celuloide: con enorme inventiva, y apoyada en un espectacular guion del, en otros tiempos, intuitivo Andrew Niccol, proponía un escenario demoledor en el que un individuo cualquiera, elegido por las manos del azar, podía convertirse en una mera atracción de feria televisiva por obra y gracia de los todopoderosos índices de audiencia. A pesar de que la calidad artística de la película sigue siendo incuestionable, con la hegemonía de internet, principalmente de las estructuras sociales, muchas de sus espeluznantes conclusiones se han difuminado por una causa más aterradora si cabe: gran parte de sus profecías, surrealistas entonces, son un hecho visible y constatable en la desvirtualizada sociedad actual.

Dos décadas después (y ya curados de espanto), EL CÍRCULO propone un ejercicio complementario al planteado por Weir en su excelente distopía, añadiendo los ingredientes informáticos propios de la era digital; ¿qué ocurriría si, en pos de la trasparencia, y de forma totalmente voluntaria, abriéramos la ventana de nuestra vida las 24 horas del día? ¿Las nuevas tecnologías podrían originar, definitivamente, la muerte de la privacidad individual y una transmutación de los sistemas dictatoriales?, son algunas de las preguntas que plantea un film de premisa tentadora, pero de resultados poco consistentes por términos puramente cinematográficos. La falta de personalidad de la cinta (adaptación del típico y mediocre best-seller del momento), su dudosa realización, más pendiente de rascar los triunfos conseguidos por la visionaria Black Mirror que de otorgar coherencia al conjunto, y el pésimo trabajo de su protagonista absoluta, la siempre sobrevalorada Emma Watson, entorpecen las brillantes ideas que, muy en la lejanía, se dejan percibir. No obstante, las reflexiones morales que presenta, todas relacionadas con los peligros que conllevan las redes sociales, de trasfondo perturbador y más creíbles de lo que su estética sensacionalista puede hacer creer, generan un debate tan interesante y efectivo que subsanan, en gran medida, su condición de mero entretenimiento ocasional.

STAR WARS VII, EL DESPERTAR DE LA FUERZA

Posted in Críticas (Estrenos) with tags , , , , , , , , , , , , , , , , , , , on diciembre 17, 2015 by Gonzalo Contreras

AFILIANDO A LAS NUEVAS GENERACIONES

Star Wars

Es el fenómeno del momento, y promete serlo hasta que la última piedra angular de la trilogía, proyectada para 2019, cierre el nuevo círculo galáctico. La taquilla virtual lleva temblando desde hace varios meses, dándonos pistas del boom que está por venir; las colas en los cines se extenderán a lo largo y ancho de varias manzanas; muchos repetirán la experiencia, no siendo extraño que ese segundo visionado se repita en el mismo día… y en sesión continua. El mito de STAR WARS se extiende más allá de los dominios de George Lucas, siendo J.J. Abrams, bautizado como el heredero infalible de Steven Spielberg, el encargado de hacer brillar de nuevo la franquicia ante el júbilo desatado del gran público. Razones no faltan: con EL DESPERTAR DE LA FUERZA no sólo pretende dar continuidad a la saga cinematográfica por excelencia (al menos, a nivel comercial) sino recuperar los personajes originales que hicieron huella en los espectadores allá por finales de los setenta. O lo que es lo mismo, trasladar al siglo XXI la magia visceral de la pieza original de Lucas. El reto, desde luego, es excitante, aunque también aventurado.

Star Wars 2Una vez vista la que promete ser la película más taquillera de la Historia del Cine, a tenor de las cifras provisionales, se puede afirmar que los fans pueden dormir tranquilos. Abrams ha dejado aparcadas las complicaciones: juega en terreno seguro, siempre a la búsqueda de la melancolía más agresiva y del respeto más escrupuloso, mayor del que mostró Lucas en su trilogía posterior. Su film está pensado milimétricamente para satisfacer, de forma unánime, a los seguidores más entusiastas. Quizá, demasiado.

 

MÁS ESTRATEGIA QUE CORAZÓN

Apuntada a la moda de los cada vez más cansinos reboots, es decir, tomar como referencia el argumento y forma del original otorgándole un tentador acabado para las nuevas generaciones, la nueva entrega de la saga es como un enorme teatro de marionetas al que, lamentablemente, se le ven demasiado las cuerdas que lo sostienen. Sé que he visto una película loable, sé que Abrams ha hecho un buen trabajo, pero también percibo que hay más estrategia que corazón. Quiero contagiarme de la emoción, de la esencia que tanto invoca, pero sólo el entretenimiento hace acto de presencia en un espectáculo visualmente impecable pero nada innovador, de empaste blando y familiar (sí, se nota la mano de la actual productora, la en ocasiones inefable Disney)  y al que no le vendría nada mal empaparse del resplandor del Lado Oscuro.

Pero bueno, vayamos directamente al grano: ¿es mejor que la trilogía inicial? Ni por asomo, y quien diga lo contrario, en mi opinión, se está dejando llevar por la emoción del momento; ¿es superior a los capítulos iniciales? Mejor que La amenaza fantasma y El ataque de los clones, pero lejos de La venganza de los Sith, al menos de su última y fascinante hora; ¿gustará a los incondicionales? Por supuesto, la evocación es su punto fuerte. Eso sí, como le ha ocurrido a un servidor, puede que hasta el más fiel devoto se percate de que, desgraciadamente, en esta nueva epopeya hay mucha más nostalgia que historia.