Archivo de Emily Blunt

UN LUGAR TRANQUILO (A quiet place)

Posted in Críticas (Estrenos) with tags , , , , , , , , , on abril 1, 2018 by Gonzalo Contreras

LOS GRITOS DEL SILENCIO

El terror, en todas sus vertientes, tanto argumentativas como formales, está viviendo una nueva época de plenitud cinematográfica. A las ya comentadísimas aproximaciones de James Wan, maestro del desasosiego e incuestionable precursor de esta nueva y sugestiva corriente (suyas son Insidious, brillante vuelta de tuerca al manido tema de casas encantadas, y los excepcionales casos del matrimonio Warren), próxima a un cine declaradamente comercial y abierto a toda clase de público, se está uniendo, además, una serie de títulos, exultantes en su desprecio a los efectismos gratuitos, pequeños pero rebosantes de valores fílmicos, ocultos en las sombras por el carácter independiente de los mismos.

The babadook, la «carpenteriana» It follows o la bellísima La bruja son solo tres magníficos ejemplos. Y los tres, de corte sobrenatural pero de rasgos audiovisuales bien distintos, constituidos como clásicos desde el mismo momento de su estreno, compartían curiosamente la característica más anhelada por los entusiastas de los escalofríos: la cristalización del horror más puro, incómodo y primario. Aquel que no se ve pero que se intuye en cada plano, en cada línea narrativa malévolamente descrita, ya sea en la autodestrucción originada por una maternidad no deseada, en la sexualidad primeriza o en la oscuridad que descansa en las profundidades de los bosques de Nueva Inglaterra.

Uniéndose a este grupo de películas, principalmente en su fundamento de base y en la complejidad que encierra su manoseado planteamiento, UN LUGAR TRANQUILO fascina en su búsqueda de nuevas formas que reflejen tramas erosionadas por el uso y en su rechazo de los artificios explícitos y pirotécnicos en favor de la sugestión, creando una conseguidísima atmósfera de tensión a través del minimalismo y la anticipación. Los ingredientes de su premisa son bien sencillos y, a su vez, tan bien licuados por su director, el también actor John Krasinski, que resulta difícil creer que a nadie se le haya ocurrido conferir semejante propuesta: un futuro apocalíptico, abrasado y ausente de cualquier indicio de civilización; una familia que deambula por esos parajes fantasmales (ecos visibles de La carretera) y un Mal, latente en los páramos que rodean la zona, que hace su aparición ante el mínimo sonido establecido. En uno de los mejores debuts de género de la década, comparable quizá al perpetrado por Robert Eggers en la comentada La bruja y felizmente condensado en unos acertadísimos noventa y cinco minutos, Krasinski desgrana la información con cuentagotas y transforma, gracias a la escasez de detalles específicos, un relato de apariencia realista en algo completamente irracional, casi lovecraftiano, desarrollando una jugada conceptual muy similar a la llevada a cabo en la obra maestra de Frank Darabont La niebla.

El resto es cine psicológico en su máxima expresión, de un nivel de altísima calidad: a la pesadilla expuesta, enaltecida con escenas de una espléndida planificación (la secuencia de la bañera puede originar taquicardias en el personal, avisados quedan), se le une una no menos espléndida descripción del drama familiar, narrada sin maniqueísmos, profundamente emotiva. La empatía que despierta la humanidad de sus personajes aumenta el pánico, la claustrofobia se adhiere con pegamento al film y el clímax final, sobresaliente, se hace irrespirable. Y en ese imponente acabado escénico, resuelto con ciertas reminiscencias al suspense de Shyamalan, el silencio, presente en la mayor parte del metraje (estamos hablando de una exposición prácticamente muda), se acaba convirtiendo en el gran protagonista de la cinta. Y en el grito más ensordecedor.

LA CHICA DEL TREN

Posted in Críticas (Estrenos) with tags , , , , , , , , , , on octubre 19, 2016 by Gonzalo Contreras

DESCARRILAMIENTO CON VÍCTIMAS

Chica del tren

Dias antes del visionado de su adaptación cinematográfica, y fruto de las incesantes críticas positivas, las cuales la encumbraban como el thriller literario del momento, me acerco a las páginas de LA CHICA DEL TREN con la esperanza de encontrar gran parte de la maestría prometida por no pocos lectores de confianza. Ya sea por las altas expectativas o por una simple desconexión con el relato en cuestión, mi decepción no tarda en aparecer ante una narración ciertamente original en su tratamiento pero de alarmante ausencia de contenido, olvidable a corto plazo, incapaz de sobrepasar la categoría de best-seller de ocasión y cuyas reminiscencias torpemente rescatadas, desde Patricia Highsmith y el espíritu indiscreto de Hitchcock pasando por la reciente Perdida de Gillian Flynn, son tan descaradas como vilmente masacradas.

Chica del trenEstá claro, pues, que el gran inconveniente del largometraje que nos ocupa reside en el libreto de origen. Por desgracia, ahí no queda todo. Como si de un mal anunciado se tratara (ya saben el dicho: la novela es mejor que la película), los defectos de fábrica se agudizan intensamente en su traslación a la gran pantalla. Su director Tate Taylor, especializado en productos no aptos para diabéticos (su mejor trabajo hasta la fecha es Criadas y señoras), desconoce la esencia de un género que le queda demasiado grande, presentando un producto a a caballo entre el folletín salpicado con notas criminales y el melodrama más exacerbado. Todo resulta postizo, apático, desde la descomposición vacua de sus personajes femeninos (me río de la misoginia figuradamente exhibida en la citada Perdida) hasta su forma rastrera de estirar los códigos básicos del suspense.

Involuntariamente cómica, próxima a los telefilms de sobremesa del fin de semana pero con afamados (y descolocadísimos) actores, La chica del tren se descubre como uno de los espectáculos más pobres, insufribles y absurdos de los últimos años. Tanto en papel como en celuloide.

SICARIO

Posted in Críticas (Estrenos) with tags , , , , , , , , , on noviembre 13, 2015 by Gonzalo Contreras

EN TIERRA DE LOBOS

SICARIO 2

Bienvenidos al Olimpo del narcotráfico, también conocido con el nombre de Ciudad Juárez. Una ciudad que te recibe con cuerpos mutilados colgados en plena vía y con carteles superpuestos de jóvenes desaparecidas decorando cada una de sus manzanas. Las armas, la corrupción y los asesinatos indiscriminados forman parte del día a día de los habitantes. De hecho, están tan acostumbrados al olor de la metralla que parecen no amedrentarse. Sólo los enormes letreros situados en las colinas limítrofes, con mensajes en los que se exalta la Verdad que reside en el libro sagrado, parecen advertir al mundo del infierno que domina estos poblados. Un grito de auxilio en tierra de nadie.

DSicario 3enis Villeneuve se adentra en el corazón de las tinieblas haciendo gala del inmenso talento que le precede. SICARIO trasmite credibilidad, miedo, escalofrío. Percibes que todo lo que narra es una realidad latente, a la orden del día, y que esa complicidad entre los capos de la droga y los protectores de la Ley no es una licencia imaginada por el director. Y cuanto más sugiere, mayor es el nivel de desasosiego. Y de fascinación.

Los que seguimos su trayectoria de cerca conocemos de sobra sus armas cinematográficas: una atmósfera inquietante, unos actores en estado de gracia (Blunt, Del Toro y Brolin con sus chanclas desgastadas están sensacionales), unas imágenes que formulan más preguntas que respuestas y un clímax final que va in crescendo hasta el aplauso más sonoro. Aquí, el director lo ha vuelto a conseguir. Como en Incendies, como en Enemy, como en Prisioneros. Su fama de reluciente promesa pertenece ya al pasado.

INTO THE WOODS

Posted in Críticas (Estrenos) with tags , , , , , , , , , , on enero 25, 2015 by Gonzalo Contreras

MENOS LOBOS, CAPERUCITA…

into the woods1

Rob Marshall podría ser, de lejos, el director más sobrevalorado del panorama actual. Si esto les suena un tanto exagerado, lo dejaremos en uno de los realizadores menos creativos e incompetentes de esa nueva estirpe de cineastas buscadores del esplendor melódico de maestros de la talla de Bob Fosse. No sé si será igual sobre los escenarios, atendiendo al enorme prestigio que le acompaña y a los numerosos reconocimientos recibidos por el gremio, pero en la gran pantalla es incapaz de dotar a sus películas de alma, rascando sólo la superficialidad de cuantas obras teatrales y literarias ha adaptado. Ya dinamitó la excelsa Chicago (eso sí, con sorprendente aceptación crítica), convirtió la bellísima novela Memorias de una Geisha en un cóctel sin alcohol de bailes abrumadores y horrorizó al personal, aquí sin justificación alguna, con la estrafalaria y artificial Nine.

Sinto the woodsu nueva película no es una excepción. Basada en el libreto musical de James Lapine y Stephen Sondheim, éxito indiscutible en los escenarios de Broadway a pesar de ser bastante desconocido en nuestro país, en INTO THE WOODS imperan los defectos más sonados de Marshall: impersonalidad fílmica, abrumadoras imágenes carentes de sentido y forma y una narración lastrada por la incoherencia y el desconocimiento conceptual. Para más inri, se atreve a recortar partes esenciales del texto, impidiendo no sólo que la obra fluya con soltura sino que resulte comprensible la transformación, a mitad de película, de la mayor parte de sus personajes, momento cumbre (y vital) de la obra original. Así mismo, insiste en un tono demasiado liviano para la historia que se nos cuenta, más oscura y siniestra de lo que en un principio puede aparentar, aunque seguramente mucho tenga que ver la mano de quien produce el film, en mi opinión inapropiada por mucho que los cuentos de antaño sean los protagonistas.

A pesar de las altas expectativas marcadas, no pasa de ser un film tremendamente desaprovechado, un batiburrillo de jugosísimas ideas mal explotadas al servicio de un eficaz reparto entregado con esmero a su cometido (aunque, y espero que no suene a herejía, la nominación de Streep resulte un tanto forzada). Y para todos aquellos decepcionados que hayan visto cierta luz en lo profundo del bosque, les aconsejo acercarse a la versión teatral de los años noventa editada en DVD y realizada por sus autores originales. Posiblemente descubran toda la magia que debería haber desprendido la traslación cinematográfica.